Dos mitades de un todo
Marte es, en gran medida, un mundo dividido en dos, como se puede apreciar en esta nueva imagen de la sonda Mars Express de la ESA, que muestra el lugar donde el hemisferio norte y el sur se unen.
La morfología y las características de la superficie marciana varían significativamente según la ubicación. Su hemisferio septentrional es llano, poco accidentado y, en ciertos lugares, presenta una altitud varios kilómetros menor que el hemisferio meridional. Este, en cambio, está fuertemente craterizado y muestra un sinfín de bolsas de actividad volcánica pasada.
La zona de transición, también conocida como “frontera de la dicotomía”, separa las tierras bajas del norte de las elevaciones del sur. Gran parte de esta región presenta lo que los científicos denominan terreno fragmentado: franjas de terreno fracturadas y salpicadas de escombros y grandes rocas, donde el sur picado de cráteres da paso a las llanuras del norte.
Esta nueva imagen de la Cámara Estéreo de Alta Resolución (HRSC) de Mars Express, muestra exactamente eso: una región de terreno fragmentado llamada Nilosyrtis Mensae.
Nilosyrtis Mensae parece un laberinto, con numerosos canales y valles excavados en el terreno. El agua, el viento y el hielo han tenido un fuerte efecto en la región, arrancando y erosionando material, al igual que los cambios experimentados en la geología marciana: con el tiempo se han ido formando valles, abriéndose paso por la región, y lo que en el pasado fueron cráteres de impacto perfectamente definidos se han degradado paulatinamente, suavizándose así sus paredes y sus características.
El gran cráter a la derecha de la imagen es un ejemplo de esta degradación: tiene una apariencia redondeada y suave, con paredes en sutil pendiente, bordes suavizados y una base llana que con el tiempo se ha ido extendiendo y llenando de material sedimentario. Esta morfología desgastada refleja tanto la avanzada edad del cráter como los niveles de erosión que ha sufrido desde su formación.
Estos procesos de erosión también han creado colinas redondeadas y elevaciones aisladas, o “mesas”, visibles dentro del cráter y a lo largo de toda la región. Llaman la atención en medio del llano y contribuyen al aspecto fracturado y rocoso de este tipo de terreno.
Los científicos están interesados en Nilosyrtis Mensae no solo por su ubicación en esta enigmática zona de transición entre el norte y el sur, sino también por los secretos que podría esconder sobre la historia del agua en Marte.
Las observaciones de esta región por parte de misiones como Mars Express han revelado la existencia de crestas, surcos y otras texturas superficiales que indicarían un flujo de material, probablemente hielo.
El clima y la atmósfera del Marte antiguo permitieron que el hielo y la nieve se acumularan y se desplazaran por la superficie del planeta.
Se cree que el hielo habría fluido por los distintos valles y elevaciones de la región en forma de lentos glaciares que habrían arrastrado detritos con ellos. Estas formaciones serían similares a los glaciares rocosos aquí en la Tierra: bien hielo cubierto de capas de lodo y sedimentos, bien mezclas de hielo, lodo, nieve y derrubios entremezclados con rocas de mayor tamaño.
Estudiar y caracterizar los distintos procesos en juego a lo largo y ancho de Marte es uno de los objetivos principales de Mars Express. Lanzada en 2003, esta sonda lleva más de una década y media orbitando el Planeta Rojo. El Satélite para el estudio de Gases Traza (TGO) de ExoMars, de la ESA/Roscosmos, se le unió en 2016 y pronto se les sumará el róver Rosalind Franklin de ExoMars y su plataforma científica de superficie, cuyo lanzamiento está previsto para julio.