Limpiando el suelo con tecnología espacial
La tecnología espacial más avanzada se puede aplicar en prácticamente cualquier ámbito – desde la atmósfera marciana hasta los rincones de debajo del sofá. Ahora, el estudio del polvo interestelar nos ayuda a mantener más limpias nuestras casas.
Basta con preguntarle a Heinrich Iglseder, el científico austriaco que desarrolló una técnica para estudiar el polvo interestelar, que ahora se utiliza en aspiradores domésticos de alta eficiencia.
“Es muy importante estudiar las partículas de polvo interestelar para comprender cómo se originó la materia en el Universo”, explica Iglseder.
Heinrich desarrolló un sensor capaz de analizar la composición química del polvo interestelar y de determinar su velocidad y dirección de desplazamiento. Este dispositivo ya ha viajado al espacio tres veces, a bordo de sendas misiones japonesas, estadounidenses y alemanas. Gracias a este detector, estas sondas descubrieron la existencia de ‘regueros de polvo’ en el espacio, en los que la concentración de partículas era de unas 100 a unas 1000 veces superior a lo habitual.
Estas partículas de polvo pueden llegar a suponer un riesgo para los satélites, lo que hace necesario su estudio y caracterización. Un impacto a alta velocidad podría dañar ciertos componentes, tales como los delicados paneles solares.
Sin embargo, este no es el único motivo para estudiar el polvo cósmico. “Las partículas de polvo interestelar son las semillas de la vida en nuestro planeta”, comenta Iglseder.
El polvo como problema para la salud
Aquí en la Tierra, el polvo – y en particular las minúsculas partículas generadas en actividades como la combustión de los motores diesel – puede llegar a tener un efecto muy perjudicial para la salud.
“Muchos de mis amigos tienen alergias”, explica Iglseder. “Vienen y me preguntan cómo podría ayudarles”.
De esta forma, Heinrich empezó a estudiar la acumulación de polvo en los hogares, y el mayor problema que encontró fueron las moquetas y alfombras.
“Ciertas partículas tóxicas o cancerígenas, como el plomo o el cadmio, se acumulan con el tiempo en las alfombras. Para vivir en un entorno higiénico, es absolutamente necesario limpiar bien los suelos”.
Así, Iglseder decidió adaptar su sensor espacial a los aspiradores domésticos. Una serie de luces de colores permiten determinar si la zona que estás aspirando está realmente limpia o si necesita un poco más de esfuerzo.
Miele incorporó este sensor de higiene ‘Allergotec’ en su aspirador ‘Medicair’, diseñado para la gente con alergias.
“Creo que es algo realmente práctico”, comenta Reinhild Portmann, portavoz de Miele, en referencia a esta nueva aplicación de la tecnología espacial.
“Gracias a este sensor puedes tener una medida objetiva del grado de limpieza del suelo”.
Frank M. Salzgeber, Director de la Oficina del Programa de Transferencia Tecnológica de la ESA, explica que: “Para impulsar nuevas transferencias de tecnología espacial en Austria, estamos trabajando con la Asociación Austriaca para la Promoción de la Investigación para establecer un programa nacional de transferencia tecnológica”.
“De esta forma, esperamos encontrar pronto nuevas y fascinantes aplicaciones de la tecnología espacial en la industria austriaca”.
Luz verde si ya no queda polvo
Este sensor de higiene, alojado en el interior del tubo del aspirador, mide la cantidad de polvo que lo atraviesa y muestra la información en un conjunto de luces situadas sobre el cepillo. A modo de semáforo, la luz roja indica que ‘todavía hay mucho polvo’, la naranja refleja un grado intermedio, la amarilla que ‘todavía queda un poco’ y la verde que la zona ya está completamente limpia.
“Gracias a este sensor, es fácil ver cómo ciertas zonas quedan limpias tras una o dos pasadas, mientras que en otras hacen falta cinco o seis. Una vez que te acostumbras, es difícil volver a aspirar sin él”.
En la página web de ESA TTP hay más información sobre el Programa de Transferencia Tecnológica de la ESA y las distintas iniciativas nacionales de transferencia tecnológica.