El viaje de las tortugas en peligro por las corrientes oceánicas revelado por el satélite
El peligroso camino de las tortugas entre las corrientes oceánicas es revelado vía satélite. El lugar desde donde las naves espaciales europeas son puestas en órbita, la costa atlántica de la Guyana Francesa, es también el punto de partida para otro viaje casi tan notable: la épica migración de la tortuga laúd, que se encuentra en grave peligro de extinción.
Los científicos han estado utilizando sensores de seguimiento para seguir los largos viajes individuales de tortugas laúd, y luego superponiendo sus itinerarios con datos del estado del mar, incluyendo mapas en tiempo casi real de corrientes oceánicas reunidos por satélites entre los que se cuentan los ERS 2 y ahora Envisat de ESA.
Están trabajando para descubrir conexiones entre las aparentemente intrincadas rutas seguidas por las tortugas y las condiciones oceánicas locales, y para desarrollar estrategias que minimicen amenazas no intencionales pero mortales que representan para las tortugas laúd la pesca de mar profundo.
Estos gigantescos reptiles —que pueden llegar hasta 2,1 metros de longitud y pesar hasta 365 kg— suben brevemente a tierra para desovar en las playas de la Guyana Francesa y de la vecina Surinam, los últimos sitios de reproducción que tienen estas tortugas en el Océano Atlántico. Unas nueve semanas después, las tortuguitas emergen en masa y se dirigen al océano, para volver un día cuando alcancen la madurez y poner sus própios huevos.
Desafortunadamente, no hay certeza alguna sobre el regreso de cada tortuga. Aunque se sabe que, en mar abierto, las tortugas pueden sumergirse hasta 1.230 metros en búsqueda de alimento, la mayor parte del tiempo no se aventuran a más de 250 metros de profundidad, lo que las deja vulnerables a los anzuelos de los pescadores de sedal largo: cientos de miles de tales anzuelos son desplegados diariamente por el Atlántico.
La pesca "accidental" de tortugas laúd por los pescadores ha puesto esta especie de 100 millones de años de antigüedad al borde de su extinción en los océanos Pacífico e Índico. En el Atlántico, estas tortugas existen en mayor número —en parte debido a la prohibición para los pescadores estadounidenses de sedal largo que operan en la sección norte del Océano— pero aún así se sacrifican tortugas a un ritmo insostenible.
Recientemente se publicó un artículo en la revista Nature Magazine que recopilando el trabajo realizado hasta ahora en el seguimiento de las tortugas laúd por el Atlántico, presentado por un equipo de investigadores del CNRS (Centro Nacional Francés de Investigación Científica) en Estrasburgo, la cercana Universidad Louis Pasteur, el Departamento Regional del Ambiente de la Guyana Francesa y la compañía Collecte Localisation Satellites (CLS) de Ramonville, que se especializa en sistemas por satélite para el descubrimiento de ubicaciones, recolección de datos y observación terrestre.
Las tortugas laúd del Pacífico siguen estrechos corredores migratorios. Los investigadores tenían la esperanza de que si sus semejantes del Atlántico actuaban de la misma manera entonces podría restringirse la pesca en esas zonas.
A partir de 1999 se siguió a tortugas individuales utilizando el sistema Argos de la CLS, que usa placas emisoras de radiofrecuencia cuya posición puede seguirse en todo el mundo con una precisión máxima de 150 metros. Seis naves espaciales estadounidenses NOAA están equipadas actualmente con receptores Argos, y la serie MetOp de la ESA se unirá al sistema cuando se lance el primer satélite de esta serie el próximo año.
La ruta de las tortugas fue superpuesta con mapas de anomalías del nivel marítimo obtenidas combinando datos del altímetro de radar en el satélite ERS-2 de ESA con otro a bordo del satélite TOPEX-Poseidon de la NASA-CNES.
ERS-2, al igual que su sucesor Envisat, forma parte de un selecto grupo de satélites equipados con un instrumento de altimetría por Radar (RA). Funciona disparando cada segundo miles de pulsos de radar hacia la superficie del mar, lo cual hace posible mediciones extremadamente precisas de la altura del océano. Las anomalías de elevación detectadas por este tipo de sensor indican a menudo la presencia de corrientes y remolinos oceánicos: Las corrientes cálidas pueden superponerse hasta un metro sobre las aguas más frías.
Combinando juntos numerosos resultados de altimetría de radar, el resultado es una medición más frecuente y de mayor resolución de las anomalías del nivel oceánico que la que podría lograr cualquier nave espacial aislada. Por ejemplo, ahora que la misión mundial del ERS-2 ha terminado, los resultados de los instrumentos RA-2 de Envisat están siendo combinados con datos similares de la nave conjunta franco-estadounidense Jason y el GFO de la marina estadounidense.
"Los datos de altimetría han sido muy útiles para nuestro trabajo porque hemos podido verificar la trayectoria de las tortugas contra las corrientes oceánicas," dijo Philippe Gaspar, coautor del artículo en Nature y Jefe de la División de Oceanografía por Satélite de CLS. "Lo que hemos encontrado es que su relación con las corrientes se altera considerablemente durante sus viajes.
"A diferencia de sus congéneres del Pacífico, las tortugas laúd del Atlántico no siguen estrechos corredores migratorios sino que se dispersan ampliamente; para empezar, las tortugas laúd realizan largas migraciones casi rectas, sea hacia el norte o hacia el Ecuador, cruzando las corrientes cuando las encuentran. Una llegó hasta unos 500 km del África Occidental antes de volverse, otra llegó cerca de Nova Scotia.
"Después de haber llegado al área de la Corriente del Golfo o al cinturón ecuatorial, las tortugas tienden a andar más lento y a seguir las áreas frontales vinculadas al sistema de corrientes oceánicas locales, que generalmente son ricas en vida marina."
Desafortunadamente, las flotas pesqueras apuntan a los sistemas frontales por exactamente la misma razón, de manera que estas tortugas se ponen en peligro. Esto significa que no es probable que los cierres limitados de áreas de pesca en el Atlántico tengan mucho impacto en la reducción de la pesca accidental de tortugas, y deberán considerarse otras soluciones, como aparejos de pesca y anzuelos que no dañen las tortugas desarrollados recientemente por NOAA y respaldados por el World Wildlife Fund (WWF).
Mientras tanto, el seguimiento de las tortugas laúd continúa permanentemente, agregó Gaspar: "Ahora queremos estimar la velocidad de nado de las tortugas durante sus viajes, obteniendo la velocidad total de los receptores Argos, y restando la velocidad de la corriente que conocemos por altimetría. Esto nunca se ha hecho antes y debería dar información útil sobre la energía que gastan durante la migración."
Se le dado, a las escuelas francesas, la oportunidad de tomar parte de un plan oceanográfico educativo llamado Argonáutica. Hay clases que participan en el proyecto Argo-luth, en el que analizan el movimiento de las tortugas utilizando los datos de MERCATOR, un modelo que actualmente cubre el Océano Atlántico Norte y Ecuatorial y asimila operativamente los datos altimétricos de radar.