Alexander Gerst
El astronauta de la ESA Alexander Gerst nació el 3 de mayo de 1976 en la localidad alemana de Künzelsau, en Baden-Württemberg. Científico y explorador por vocación, se graduó en 1995 en el Instituto Tecnológico de Öhringen y trabajó de voluntario como bombero y socorrista durante sus estudios.
Su interés por el medioambiente y por la exploración de lo desconocido le llevó a estudiar geofísica y vulcanología, una disciplina científica relativamente nueva que le ofrecía la oportunidad de explorar lugares extremos y de realizar estudios con una aplicación inmediata para la gente que vive cerca de los volcanes.
Alexander participó en numerosas expediciones para estudiar volcanes en la Antártida, Guatemala, Italia, Etiopía e Indonesia mientras continuaba sus estudios en las universidades de Karlsruhe, Alemania, y Wellington, Nueva Zelanda. Su licenciatura y posterior doctorado le ayudaron a desarrollar nuevas herramientas para estudiar y tratar de predecir las erupciones volcánicas.
Alexander nunca pensó que tuviese muchas posibilidades de ser astronauta – se habían presentado más de 8.000 personas a las pruebas de selección convocadas por la ESA en el año 2008 – pero decidió intentarlo, darle una oportunidad a su gran sueño.
Durante una expedición científica a la base antártica McMurdo, Alexander se quedó atrapado por el mal tiempo junto a la astronauta de la NASA Cady Coleman. Tras contarle sus planes de presentarse a las pruebas de selección, Cady le animó a luchar para alcanzar su sueño.
Alexander considera que ser astronauta es un complemento perfecto para su carrera como vulcanólogo, ya que existen grandes similitudes entre las dos profesiones. Las dos son relativamente recientes, remontándose a los años sesenta del siglo pasado, y el trabajo de campo estudiando volcanes le ha preparado para trabajar en entornos hostiles, tales como el espacio exterior.
La Estación Espacial es el primer paso para descubrir lo que nos rodea en el gran abismo del Universo.
Según el propio Alexander “estas dos profesiones buscan datos científicos que sólo se pueden obtener en entornos remotos, pero que benefician de forma inmediata a la humanidad”.
Para Alexander la Estación Espacial Internacional juega un doble papel: es un lugar incomparable para realizar ciertos tipos de experimentos científicos, pero también nos permite ver a nuestro planeta desde un punto de vista inigualable. Alexander compartirá con todos nosotros su forma de ver la Tierra desde el espacio a lo largo de la misión Blue Dot.