El delta del cráter Eberswalde en 3D
Hubo un tiempo en que, por la intrincada estructura de este antiguo delta fluvial de Marte, corría agua líquida.
Para disfrutar al máximo de la imagen, recomendamos utilizar gafas 3D rojas/verdes. Y es que ha sido creada con los filtros de luz visible e infrarroja de del Sistema de Fotografiado de la Superficie en Color y en Estéreo (CaSSIS) del Satélite para el estudio de Gases Traza (TGO) de la misión de la ESA-Roscosmos ExoMars. Para lograr una imagen estéreo, la cámara del orbitador emplea un motor que hace girar su telescopio para que tome fotografías desde distintos ángulos. A continuación, se unen dos vistas para obtener una fotografía tridimensional. Aquí se puede ver una de las imágenes que comprenden este “par estéreo”.
La forma distintiva de los deltas se debe a los sedimentos depositados por un río cuando se adentra en aguas más lentas, como las de un lago o un mar. El delta del Nilo es un ejemplo paradigmático en la Tierra, y se han encontrado formaciones muy parecidas en la luna saturniana Titán y en Marte. Aunque en la superficie de este último ya no queda agua líquida, las formaciones en la sección izquierda de esta imagen demuestran que tuvo un papel importante en la historia del Planeta Rojo. Además, hoy sigue habiendo hielo de agua en la superficie, y no hace mucho Mars Express detectó una bolsa de agua líquida bajo tierra.
El depósito en forma de abanico que se aprecia en la imagen, de 100 m de espesor, se encuentra en el cráter Eberswalde, en el hemisferio sur marciano (326,33º E/23,55º S). La imagen abarca un área de 31 x 7,5 km y fue capturada el 16 de noviembre de 2018.
Aunque llaman la atención los bellos tonos azules y verdes, se trata de una imagen en falso color. Las capas de rocas que comprenden los depósitos del delta están representadas en una gama que va del blanco/amarillo al violeta/azul. El amarillo indica la presencia de depósitos de hierro oxidado, lo que da cuenta de la alteración de las rocas por efecto del agua, mientras que los tonos azules muestran materiales menos alterados. Esto sugiere que la influencia de agua líquida fue disminuyendo con el tiempo, quizá debido a un cambio en las condiciones ambientales.
Una vez que los sedimentos del delta se depositaron en el antiguo lago del cráter, nuevos sedimentos —algunos de ellos quizás arrastrados por el viento— se fueron acumulando y cubriendo la mayor parte del delta y sus canales. Estos sedimentos secundarios se erosionaron más tarde, dejando expuesto un relieve invertido de la estructura, que es lo que vemos en la actualidad.
Este delta fue el primero observado por la misión Mars Global Surveyor de la NASA y también ha sido fotografiado por la sonda Mars Express de la ESA. Se halla en el interior de una cuenca de impacto de 65 km de ancho denominada Eberswalde, que está completamente oculta por material eyectado por el cráter Holden, mucho mayor y más joven, que se encuentra cerca.
Otro ejemplo de delta marciano sería el cráter Jezero, seleccionado recientemente como el lugar de aterrizaje del robot explorador que la NASA llevará a Marte en 2020. En cambio, el destino del róver de ExoMars de la ESA-Roscosmos, que también se lanzará en 2020, será Oxia Planum, una antigua planicie en la que llegó a abundar el agua. Este róver practicará perforaciones hasta dos metros por debajo de la superficie en busca de indicios de vida pasada preservados bajo tierra.
La ESA lleva más de 15 años explorando Marte, comenzando con la misión Mars Express, que llegó al Planeta Rojo a finales de 2003 y aún continúa ofreciendo resultados. Por su parte, el GTO cumplirá un año de investigaciones científicas en abril; este satélite busca en la atmósfera trazas de gases que podrían estar asociados a procesos biológicos o geológicos activos y cartografía la distribución de hielo de agua subterráneo. Además, actúa como relé de datos, ofreciendo una infraestructura de comunicaciones esencial para activos en superficie actuales y futuros.
La ESA y la NASA también están preparándose para la próxima fase de la exploración marciana: traer de vuelta una muestra del Planeta Rojo. El objetivo del róver 2020 de la NASA es recoger muestras de la superficie en pequeños recipientes que serían recuperados por una segunda misión, que los lanzaría a la órbita marciana. Una tercera misión capturaría las muestras y las traería de vuelta a la Tierra, donde equipos de científicos de todo el mundo podrían acceder a ellas.
La planificación a largo plazo es crucial para llevar a cabo estas misiones que investigan cuestiones científicas fundamentales y para garantizar el desarrollo continuado de tecnologías innovadoras, inspirando así a nuevas generaciones de científicos e ingenieros europeos.
La ciencia es omnipresente en la ESA. Además de explorar el Universo y responder a las grandes preguntas sobre nuestro lugar en el espacio, desarrollamos satélites, cohetes y tecnologías para movernos por él. La ciencia también nos ayuda a cuidar de nuestro planeta. Durante esta semana vamos a incidir en distintos aspectos de la ciencia en la ESA. Participa con la etiqueta #ScienceAtESA.