Testimonios de aguas pasadas en Marte
Esta vista, capturada recientemente por la sonda Mars Express de la ESA, muestra el valle de un río seco con numerosos afluentes.
Esta sección de la región de Libya Montes, situada sobre el ecuador marciano, en la frontera entre los altiplanos del sur y las tierras bajas del norte, fue fotografiada por la Cámara Estéreo de Alta Resolución de la sonda el 21 de febrero de 2017.
Las montañas de los altiplanos de Libya Montes, una de las regiones más antiguas del Planeta Rojo, se erigieron hace unos 3.900 millones de años durante la formación de la cuenca de impacto de Isidis, de 1.200 km de diámetro, y pueden verse al norte del mapa contextual.
Las formaciones que se aprecian a lo largo de la región más amplia indican ríos y cuerpos de agua fijos, como lagos o incluso mares, que existieron en la historia temprana de Marte.
Se cree que el cauce que destaca de sur a norte (de izquierda a derecha en la imagen en color principal) habría atravesado la región hace unos 3.600 millones de años. En principio, su origen estaría en el cráter de impacto del sur, cuya pared se habría roto haciendo que el agua fluyera hacia el norte, atravesando las suaves montañas de la topografía local.
El valle recibía numerosos afluentes, lo que indicaría intensas precipitaciones y escorrentía superficial desde las regiones más altas hacia las más bajas. También se cree que la filtración de aguas subterráneas podría haber contribuido a dar forma a este valle. Un canal similar serpentea por la parte inferior derecha de la imagen.
Como nos revela Mars Express, la mineralogía de la región de Libya Montes es muy variada. Los minerales formados por el efecto del agua y alterados químicamente dan testimonio de actividad hidrotermal en el pasado, que podría estar vinculada a la formación de la cuenca de impacto de Isidis. Por ejemplo, el impacto podría haber movilizado agua líquida al derretir hielo subterráneo que, a continuación, habría interactuado con las rocas antiguas de montañas volcánicas.
Numerosos cráteres en diferentes estados de degradación salpican toda la escena, prueba de la larga historia de la región. Quizá los más llamativos sean los dos adyacentes que aparecen en el centro de la imagen, conectados por sus paredes fracturadas, lo que da al conjunto la forma de un ocho.
A la izquierda encontramos otro cráter interesante, ubicado en la ladera de un monte. Inevitablemente, su flanco se derrumbó sobre el valle que quedaba por debajo. Un poco más a la izquierda, encontramos un pequeño cráter dentro de otro mayor, revelando las capas más profundas de este último.
La rica diversidad de fenómenos geológicos en esta región —y en esta imagen— da cuenta del dinamismo que el planeta ha experimentado a lo largo del tiempo, pasando de un clima más cálido y húmedo en el que el agua líquida fluía libremente por la superficie a convertirse en el árido planeta que vemos hoy.