El Programa Científico da su apoyo a Proba-3
El Programa Científico de la ESA ha acordado dar apoyo a la misión de demostración tecnológica Proba-3, constituida por dos satélites que, volando en formación, observarán una región del Sol normalmente oculta a nuestra vista.
Los dos satélites de Proba-3, cuyo lanzamiento está previsto para finales de 2020, volarán con una separación precisa para arrojar una sombra a través del espacio que bloqueará el disco del Sol, revelando así detalles de la corona que lo rodea que suelen quedar ocultos por el propio brillo de la luz solar.
Al igual que el resto de las misiones de la serie Proba, Proba-3 es principalmente una misión de demostración tecnológica que explorará las técnicas de vuelo en formación de precisión para que los futuros satélites que vuelen en grupo puedan llevar a cabo labores similares a las de una sola nave gigante.
No obstante, siguiendo la larga tradición de Proba, esta misión también tiene un ambicioso objetivo científico, y es que suministrar datos científicamente útiles es una forma estupenda de demostrar que la tecnología funciona según lo previsto.
Proba-3 ofrecerá a los científicos solares una ventana al segmento interior de la corona solar, una región llena de misterio más de un millón de grados más caliente que la superficie del Sol a la que rodea.
Hasta ahora, la mejor forma de observar la corona era hacerlo durante un eclipse solar, aunque la luz parásita que atraviesa la atmósfera de la Tierra es un factor que limita la observación.
Como alternativa, los ‘coronógrafos’ espaciales crean eclipses artificiales dentro de los satélites de observación solar, como SOHO y Stereo, pero la luz parásita sigue curvándose alrededor de los discos de bloqueo, lo que limita el acceso a la importantísima corona interior.
Para resolver esta dificultad, en Proba-3 el disco del coronógrafo irá a bordo del otro satélite, que volará exactamente a 150 m de distancia, alineado con el Sol. De esta manera se abrirá la puerta a una nueva forma de ver las regiones dinámicas más cercanas a la superficie solar, donde nacen el viento solar y las erupciones denominadas ‘eyecciones de masa coronal’. Estas eyecciones son una de las principales fuentes de perturbaciones por meteorología espacial en la Tierra.
La misión Proba-3 se financia a través de la Dirección de Tecnología, Ingeniería y Calidad de la ESA, pero en junio, el Comité para el Programa Científico de la agencia avaló la misión con apoyo adicional a través de la Dirección de Ciencia.
“Estaba claro que resultaría muy beneficioso que esta misión recibiera el apoyo del Programa Científico”, explica Andrei Zhukov, del Real Observatorio de Bélgica e investigador principal del coronógrafo de Proba.
“El entusiasmo se contagió por toda la comunidad de físicos solares. El Comité para el Programa Científico recibe consejo de sus comités asesores, compuestos por científicos de toda Europa que dan su respaldo de forma independiente y que recomendaron que Proba-3 recibiera apoyo al ser una ‘misión de oportunidad’”.
“El funcionamiento del Centro de Operaciones científicas de Proba-3, que procesará y distribuirá datos científicos a los investigadores de toda Europa, estará financiado por el Programa Científico. Este centro estará ubicado aquí, en Bélgica, con contribuciones al flujo de procesamiento de datos por parte de Alemania, Polonia y Rumanía”.
“Durante cada una de sus órbitas altamente elípticas de 19,6 horas, Proba-3 tomará imágenes de la corona durante unas seis horas seguidas, a una velocidad típica de una imagen por minuto, aunque contamos con capacidad de aumentar esta frecuencia a una cada dos segundos si se producen fenómenos de especial interés”.
“Así, se suministrará una gran cantidad de datos únicos, incrementando el conocimiento científico del Sol y de la corona que lo rodea”.
El desarrollo del proyecto Proba-3 continúa progresando sin problemas, con una versión del modelo estructural y térmico del coronógrafo ya construida, a la espera de la revisión crítica del diseño que tendrá lugar este otoño, seguida de la del conjunto de la misión.
El reto está en mantener los satélites controlados con seguridad y posicionados correctamente con relación entre sí. Para ello se emplearán varias tecnologías nuevas, incluyendo un software para el vuelo en formación a medida, información por GPS, enlaces intersatelitales, sensores de estrellas, sensores visuales ópticos y metrología óptica para maniobrar de cerca.