ESAC, el guardián de la Galaxia
La Vía Láctea empieza a tener menos secretos para los científicos gracias al último lanzamiento de datos de Gaia (Data Release 2), un catálogo que incluye 320.000 millones de observaciones de 1.700 millones de estrellas de la galaxia, un 1% del total. Es una notable mejora con respecto al DR1, publicado en 2016, ya que abarca una zona mayor de la Vía Láctea, con un radio de 8.000 años luz hacia el centro. Este nuevo catálogo es más amplio y más preciso, ofreciendo nuevos datos sobre la estructura y la dinámica de nuestra galaxia. En palabras de José Hernández, ingeniero de Operaciones y Calibración de Gaia en ESA/ESAC, “sólo podrá ser superado por las nuevas versiones que se saquen utilizando más datos de Gaia”, y es ESAC el único lugar donde está almacenado al completo.
El archivo del catálogo es, no obstante, sólo una de las facetas del trabajo relacionado con Gaia. En ESAC se ubica también el centro de operaciones científicas y, además, una de las seis instalaciones del DPAC, el consorcio de procesado de datos de la misión. El Centro Europeo de Astronomía Espacial recibe, cada día, unos 40 Gb de media desde el satélite; allí se realiza un pre-procesado de la señal que se envía a los demás centros de procesado y éstos, cuando ya han terminado su trabajo con los datos, los mandan de vuelta a ESAC para su almacenamiento.
Una tarea ingente y compleja
La cantidad de información obtenida por Gaia hace que la labor de validación sea un enorme esfuerzo. Xavier Luri, profesor titular de la universidad de Barcelona y perteneciente al consorcio de procesado, lo define como un “buen ejemplo de colaboración internacional para hacer big science, y de colaboración multidisciplinar” que es realizado por los más de 450 científicos e ingenieros del DPAC y que requiere de varios ciclos de refinado hasta que se considera que se ha alcanzado el nivel de precisión buscado, con un error máximo de 150 metros en la determinación de distancias y de 2,2 m/s en la de velocidad.
De la complejidad del procesado da una idea José Hernández al explicar que “de cada estrella de este Data Release hay unas 40 observaciones en diferentes tiempos y diferentes puntos de órbita”. Gaia barre el cielo rotando sobre sí misma cada seis horas y, en un minuto, es capaz de realizar 600.000 observaciones de 110.000 estrellas, registrando datos de posición, brillo y color de cada una de ellas. “Lo primero que se hace es unir todas las observaciones de una misma estrella”, añade José, y a partir de ese paso básico ya se pueden calcular la distancia, velocidad y posición de esas estrellas individuales.
Gaia es una misión de open science, es decir, que su catálogo está abierto a cualquier persona que quiera acceder a él, y se calcula que, para el final de la misión, en 2024, pueda contener un peta byte de información. Todos sus datos estarán archivados en ESAC para que puedan ser utilizados por la comunidad científica para realizar investigaciones no sólo sobre la Vía Láctea, sino que sirvan también como sistema de referencia para otro tipo de observaciones o confirmar teorías astrofísicas de las que hasta ahora, sólo existían modelos matemáticos. Gaia permite que veamos la Vía Láctea de una manera inédita hasta ahora.