Luz y oscuridad en Marte

A menudo nos referimos a Marte con el sobrenombre de “Planeta Rojo”, debido a su color característico en el firmamento. Sin embargo, de cerca el planeta presenta todo tipo de tonalidades, desde el blanco brillante al negro azabache pasando por amarillos, rojos, verdes o los colores café con leche que vemos aquí.

Estas diferencias de color son visibles desde los telescopios terrestres. Además de llamar la atención visualmente, también proporcionan mucha información sobre la composición y las propiedades del propio material superficial. 

Estas imágenes, basadas en datos de Mars Express, son un ejemplo paradigmático de la diversidad que se encuentra en la superficie marciana: las regiones más oscuras, a la derecha de la fotografía (norte), son ricas en minerales de origen volcánico, cuyo representante más común en Marte es el basalto. Por el contrario, las manchas más claras a la izquierda (sur) están cubiertas en gran parte por polvo de silicatos.

Se cree que Marte experimentó en el pasado una importante actividad volcánica. El planeta cuenta con algunos de los mayores volcanes del Sistema Solar (incluido el más grande de todos, Olympus Mons) y presenta varias provincias notables desde el punto de vista volcánico, como Tharsis y Elysium. Los volcanes en estas regiones llegaron a liberar polvo y ceniza que cubrió la superficie de Marte, formando oscuras arenas basálticas que, con el tiempo, se desplazaron y se fueron cubriendo con otros materiales.

El mayor cráter de la imagen mide 25 km de ancho y 300 m de profundidad. Esta profundidad relativamente baja probablemente se deba a que el cráter se haya ido llenando con otros materiales desde su formación. El cráter se encuentra rodeado por varias llanuras, valles y “mesas”, montículos con fuertes pendientes que se elevan sobre la superficie marciana.

Algunas de estas formaciones son restos de un antiguo sistema de valles fluviales, lo que se puede apreciar con mayor claridad en la esquina superior derecha de la fotografía. Estos valles se extendían por Terra Cimmeria, trasladando el agua y los materiales por toda el área. Esta agua quedó atrapada dentro del hielo y la nieve superficiales, aunque estudios recientes apuntan a varios episodios de deshielo que liberó el agua de los glaciares e hizo que fluyera por el planeta en estado líquido.

A la izquierda de la fotografía, una serie de finos trazos oscuros atraviesan serpenteantes Terra Cimmeria, un signo claro de que en algún momento hubo “diablos de polvo”. Estas tolvaneras se forman a partir de remolinos cuya capa superior de polvo se separa de la superficie marciana, elevándose por el aire. Esto hace que quede visible una capa inferior de material con un color distinto, creando un fuerte contraste visual.

Otro grupo de figuras oscuras más grandes, formadas por el viento y denominadas “estelas de viento” se pueden ver a la izquierda del centro de la imagen. Se forman de manera similar a las marcas de las tolvaneras, pero no se deben a remolinos, sino a vientos locales forzados por las formaciones topográficas, como cráteres o acantilados. Ese es el motivo por el que parece que las estelas procedan de dichas formaciones. Las estelas de viento son indicadores útiles en los estudios atmosféricos; por ejemplo, el viento que formó las estelas de esta imagen soplaba en dirección sureste aproximadamente (dado que el norte se encuentra a la derecha).

Alterada por el agua o el viento, por impactos o por otros medios, la superficie marciana es un entorno dinámico, y la sonda Mars Express de la ESA, en órbita alrededor del planeta desde 2003, ha logrado capturar en Marte todo tipo de fenómenos a lo largo de los últimos 16 años.

Empleando instrumentos como la Cámara Estéreo de Alta Resolución, responsable de las nuevas imágenes, la sonda ha observado cómo gigantescas tormentas de arena levantaban material por los aires llegando a ocultar a la vista grandes áreas de la superficie , ha descubierto signos de antiguos sistemas fluviales subterráneos que apuntaría a un pasado más húmedo del planeta, y ha estudiado la atmósfera marciana en busca de indicios de moléculas que sabemos que están asociadas a la vida en la Tierra. Ha encontrado signos de actividad tectónica en momentos mucho más recientes de lo que se pensaba hasta ahora, ha observado cómo se formaban extrañas nubes para luego disiparse con las estaciones, ha explorado las manchas de hielo localizadas en los polos norte y sur marcianos y ha caracterizado las dos pequeñas y misteriosas lunas del planeta, Fobos y Deimos.

La flota de la ESA en Marte creció con la llegada en 2016 del Satélite para el estudio de Gases Traza de ExoMars, lanzado por la ESA y Roscosmos, que ha estado analizando con todo detalle la atmósfera del planeta y cartografiando su superficie. El año que viene, el róver Rosalind Franklin de ExoMars y su plataforma científica de superficie serán lanzados para ahondar en nuestros conocimientos sobre Marte desde su enigmática superficie.