Reinhold Ewald
Astronauta de la ESA,, Soyuz TM-25
“Cuando llegué por primera vez a la Ciudad de las Estrellas en 1990, la enorme estatua de Yuri Gagarin en el centro del lugar parecía formar parte de la propaganda soviética. Pero cuando llegué a conocer a la gente, algunos de los cuales fueron testigos de ese acontecimiento, rápidamente comprendí que había, efectivamente, orgullo por haber logrado ese sueño de siglos pasados, pero en el mejor sentido y como una invitación a TODOS los que siguieron, no sólo para la gloria de un solo país.
Mientras yo completaba el exigente entrenamiento, esa sensación de seguir los pasos de un gran logro histórico fue una constante y renovada fuente de motivación para mí. Todavía tengo esa sensación, después de más de 20 años, sobre todo cuando estoy en el mismo lugar a los pies del monumento a Gagarin”.