Amenazas desde el espacio
La Tierra es el mayor de los cuatro planetas rocosos de nuestro Sistema Solar. Es muy pesada para su tamaño. En su centro posee un gran núcleo rico en hierro, en donde la temperatura alcanza los 6.000 grados Celsius, tanto como la superficie del Sol.
El núcleo externo líquido gira agitadamente a medida que el planeta rota, actuando como la dínamo de una bicicleta y haciendo que la Tierra funcione como un potente imán.
Formando una burbuja invisible alrededor del planeta, el campo magnético de la Tierra actúa como un escudo que protege al planeta de la mayor parte de las partículas lanzadas al espacio a altas velocidades por las tormentas solares. Algunas veces, estas partículas logran cruzar la barrera cerca de los polos magnéticos causando las auroras de la Tierra, comúnmente conocidas como Auroras Boreales y Auroras Australes.
La superficie de la Tierra también está protegida por su densa atmósfera, que bloquea la mayor parte de la radiación dañina procedente del espacio. Además, la atmósfera causa también que los objetos pequeños que entran en ella se consuman ardiendo como estrellas fugaces. Sólo los meteoritos y cometas de mayor tamaño logran llegar a la superficie y explotar, dejando grandes cráteres.
A diferencia de la Luna y otros planetas rocosos, actualmente hay en la Tierra pocos cráteres causados por choques de objetos provenientes del espacio. La mayor parte de ellos han sido desgastados o rellenados por el flujo de agua, el viento y los hielos.
Última modificación 03 diciembre 2004