Cartografiando el permafrost ártico
El permafrost desempeña un papel importante en el clima global y constituye uno de los componentes del sistema terrestre más sensibles al calentamiento global. Ahora, una serie de mapas producidos por la Iniciativa sobre el Cambio Climático de la ESA proporcionan nuevos datos sobre la descongelación del permafrost en el Ártico.
Según el último informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, de los años ochenta hasta ahora las temperaturas del permafrost han aumentado hasta alcanzar niveles récord. Se teme que, en consecuencia, grandes cantidades de gases de efecto invernadero podrían liberarse en las próximas décadas debido a la descongelación, lo que podría amplificar el alcance del cambio climático.
El permafrost es el suelo que queda completamente congelado durante al menos dos años consecutivos y es especialmente común en altas latitudes, como Alaska y Siberia, y en altitudes elevadas, como en los Andes y el Himalaya.
Cerca de la superficie, el permafrost del Ártico contiene grandes cantidades de carbono orgánico y materiales residuales de plantas muertas, que no se pueden descomponer o pudrir, mientras que las capas más profundas presentan suelos formados por minerales. Cuando el permafrost se descongela, libera metano y dióxido de carbono, que se suman a los gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Como el permafrost es un fenómeno subsuperficial, no es fácil comprenderlo sin depender de las mediciones in situ. Los sensores satelitales no pueden medir el permafrost directamente, pero un proyecto dedicado dentro de la Iniciativa sobre el Cambio Climático (CCI) de la ESA ha empleado mediciones por satélite complementarias de los elementos paisajísticos, como la temperatura de la superficie terrestre y la cobertura del suelo, para estimar la extensión del permafrost.
Estos datos, combinados con observaciones in situ, permiten al equipo del proyecto obtener una panorámica, mejorando así la comprensión de las dinámicas del permafrost y la capacidad de modelar su impacto climático futuro.
Annett Bartsch, directora científica del proyecto Permafrost CCI, comenta: “Los mapas muestran que existe una clara variabilidad en la extensión del permafrost. Esto puede verse en Norteamérica y en el norte de Eurasia”.
No obstante, es cuidadosa al señalar que “aunque los mapas ofrecen información útil con respecto a la variabilidad interanual durante un periodo de 14 años, no es posible sacar conclusiones sobre las tendencias climáticas”.
La doctora Barsch recomienda a los investigadores “esperar y utilizar mapas de permafrost que cubran la serie cronológica completa de 30 años, que previsiblemente estarán listos para su publicación a mediados de 2020”.
Los datos de observación de la Tierra pueden ofrecer una cobertura de datos sobre permafrost espacialmente homogénea, incluso de las áreas más remotas e inaccesibles, como el Ártico. Los mapas son proporcionados por el equipo de Permafrost CCI, abarcan el periodo 2003-2017 y tienen una resolución espacial de 1 km. Los datos del proyecto Permafrost CCI están disponibles online.
El director de Programas de Observación de la Tierra de la ESA, Josef Aschbacher, añade: “Se cree que la influencia del permafrost en el cambio climático está subestimada. Por eso, la ESA y la NASA han lanzado una iniciativa conjunta para convocar a científicos de Europa y Estados Unidos para que estudien el impacto del permafrost y otras regiones árticas en las emisiones de metano a nivel mundial. La iniciativa dio comienzo en diciembre de 2019 y tenemos previsto realizar un primer taller científico en junio de este año”.