La vida después del espacio
02 mayo 2011
Una misión espacial puede durar lo que sea, desde una semana hasta seis meses, pero, ¿qué sucede cuando la tripulación vuelve a la Tierra? En unas pocas horas, pasan de un entorno de ingravidez a la gravedad normal. En lugar de vivir donde todo tiende a flotar, vuelven a un planeta en el que todo movimiento requiere esfuerzo.
Readaptarse a la gravedad de la Tierra es difícil, porque los músculos y huesos se han debilitado y el corazón debe trabajar mucho más para bombear sangre alrededor del cuerpo. Los astronautas que vuelven en una nave especial Soyuz necesitan la ayuda de personal de rescate ruso y son trasladados a helicópteros que los esperan en la primera parte de su jornada de regreso a casa.
Incluso los que vuelan de vuelta en el transbordador suelen sufrir mareos. Algunos se desmayan. También tienen problemas para mantenerse en pie, caminar, girar en las esquinas y mantener el equilibrio. Si cierran los ojos, es posible que se caigan. Hasta dormir resulta difícil. Algunos cosmonautas han comentado que, meses después de su vuelo, a veces sueltan una taza u otro objeto en el aire, ¡y se sorprenden al ver que se estrella en el suelo! Después de un vuelo corto pueden ser necesarios tres o cuatro días para readaptarse, pero cuatro semanas o más tras pasar seis meses en la Estación Espacial Internacional.
Hay otros efectos colaterales que tardan mucho más en desaparecer. La disminución de la densidad ósea aumenta el riesgo de sufrir la ruptura de huesos. Con los músculos debilitados es más difícil levantar incluso objetos ligeros o llevar a cabo las actividades cotidianas. Sin embargo, es difícil resistirse a las maravillas de los viajes espaciales. Ocho personas han volado al menos seis veces al espacio. El ruso Valeri Polyakov pasó 240 días en órbita y, unos años después, volvió para otros 437 días.