| | | Un satélite en órbita | | Las órbitas de los satélites
Introducción Un satélite puede permanecer en la misma órbita durante un largo periodo de tiempo ya que la tracción gravitatoria de la Tierra contrarresta a la fuerza centrífuga. Como los satélites tienen su órbita fuera de la atmósfera, no les afecta la resistencia del aire, por lo que, de acuerdo con la ley de la inercia, la velocidad del satélite es constante. De esta manera pueden girar alrededor de la Tierra durante muchos años.
La tracción gravitatoria disminuye al alejarnos de la Tierra, mientras que la fuerza centrífuga aumenta al incrementarse la velocidad orbital. Por lo tanto, un satélite en una órbita baja, típicamente de unos 800 km de la Tierra se expone a una inmensa tracción gravitacional y debe moverse a una velocidad considerable para generar una fuerza centrífuga correspondiente. Existe una conexión directa entre la distancia a la Tierra y la velocidad orbital del satélite. A una distancia de 36000 km, el tiempo que se tarda en realizar una órbita es de 24 horas, lo que corresponde al tiempo de rotación de la Tierra. A esta distancia, un satélite sobre el ecuador está estacionario con respecto a la Tierra.
La órbita geoestacionaria
Las órbitas geoestacionarias a 36 000 km del ecuador de la Tierra son las que mejor se conocen por muchos satélites empleados en diversos tipos de telecomunicaciones, incluida la televisión. Las señales de estos satélites pueden enviarse a todo el mundo. Las señales de telecomunicaciones se desplazan en línea recta, por lo que es necesario que los satélites queden estacionarios en las mismas posiciones relativas a la superficie de la Tierra.
El Meteosat y otros satélites de órbita geoestacionaria Un satélite estacionario aporta a la teledetección la ventaja de que siempre ve la Tierra desde la misma perspectiva, lo que significa que puede registrar la misma imagen a breves intervalos. Esto es particularmente útil para observar las condiciones meteorológicas.
Un inconveniente de las órbitas geoestacionarias es la gran distancia a la Tierra, que reduce la resolución espacial que se puede lograr. Existen varios satélites meteorológicos distribuidos regularmente sobre la órbita geoestacionaria, cubriendo todo el mundo y proporcionando una visión global. | | Órbita hieliosincrónica de un satélite | | Órbitas heliosincrónicas Muchos satélites que giran alrededor de la Tierra están equipados con sistemas de sensores pasivos que dependen de la iluminación solar. Al ir midiendo la reflexión de la luz solar procedente de la Tierra se deben ajustar sus órbitas al ritmo del día y de la noche. Esto es importante para poder comparar imágenes registradas a lo largo de un periodo de tiempo. Si se van a utilizar para realizar comparaciones, las condiciones de luz deben ser idénticas. Los registros deben tener lugar a la misma hora local del día para que la altitud del Sol sobre el horizonte sea la misma, y el plano de la órbita del satélite debe permanecer a un ángulo constante a la luz del Sol. Estos prerrequisitos pueden cumplirse situando el satélite en una órbita polar. Al girar el satélite en su órbita, la Tierra gira sobre su eje. Cada vez que el satélite completa una vuelta se escanea una nueva franja de la superficie de la Tierra y, pasado un cierto número de vueltas, se habrá obtenido toda la superficie de la Tierra. Algunos satélites escanean una franja ancha cada vez y pueden de este modo cubrir la totalidad de la superficie de la Tierra en unas pocas vueltas. Por contra, los satélites de alta resolución que escanean sólo tiras finas tardan varios días en completar la cobertura de la Tierra.
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